lunes, 10 de marzo de 2014

¡No me gusta!

Estábamos empezando la clase, organizando lo que íbamos a trabajar, cuando la misma interacción entre los pequeños nos da una oportunidad para trabajar en comunicación, espontáneamente. Con los peques he aprendido que puedo llevar un guión en la cabeza de lo que quiero trabajar en clase, pero que no todos los días son iguales, y hay días en que el juego tiene que ser más flexible y otros en que estar sentados nos resulta lo mejor. Así que tengo los ojos abiertos, porque aunque yo llevo mi juego en la cabeza, en ocasiones ha sido algo que ha pasado en clase lo que ha propiciado un aprendizaje y una reflexión.
¿Qué pasó? Pues sencillo, algo que además seguro que os pasa en casa en muchas ocasiones. Los peques buscan el apoyo o la ayuda de los mayores alrededor cuando alguien les molesta. No me entendáis mal, que no es que esto esté mal ni nada. Si uno más grande le está haciendo daño, lógicamente intervendremos y defenderemos a nuestro retoño. Hacer esto, no obstante, no impide que le ayudemos a acostumbrarse a hacer notar lo que le gusta y lo que no, a quien se lo hace. Total, al pequeño [Ernesto vamos a llamarle], un compañero de juegos suele golpearle para llamar su atención. Ernesto viene cada vez llorando “prooooofeeeee… que [Julián se llamará el susodicho] me ha pegado una patadaaaaaaa….” Entre hipos y lágrimas. La profe, mamá, el mayor que esté a mano seguro que le dice a Julián “chico, ve con cuidado, ¡no hagas daño a Ernesto, hombre!”. Correcto. ¿Y si invitamos también a Ernesto a decirle a Julián “oye, Julián, no me golpees, ¡no me pegues, que no me gusta!”?. Ernesto seguirá por supuesto buscando la ayuda de quienes le protegen en cada entorno cuando Julián le golpee, pero sabrá que él también puede hacer algo con la situación. Él tiene algo que decir, algo que hacer, frente a las cosas que le desagradan. Y en ocasiones ese algo sucede que soluciona parte del problema, y Julián le pega menos porque Ernesto “responde” de una manera directa con una respuesta que es absolutamente lógica, que es algo que los niños valoran usualmente más que los adultos. Me explicaré. “No me gusta” no tiene respuesta desde el punto de vista de la razón. No se puede estar equivocado en lo que a uno le gusta o no. No entramos en que si está bien o mal, o que si la razón la tienes tú o yo. Solo es que no me gusta. Si quieres jugar conmigo, no harás cosas que no me gustan ¿no?
Que se van a seguir “peleando” y encontrando ¡claro que sí! Sólo le estamos dando una herramienta a ese peque, para su mochila de recursos para vivir en sociedad. Es más probable que te den lo que quieres si sabes pedirlo.

Pequerrecomendación: Cuando viene y te pide ayuda en situaciones en que hay otra persona implicada, invítale a decirle al otro cómo se siente. Cuando algo no le guste, invítale a que le ponga nombre y lo haga saber. Le estarás ayudando a ampliar su vocabulario emocional, además de mejorar su comunicación con quienes le rodean, amén de entender más de sus sentimientos ¡Todo ventajas!

No hay comentarios :

Publicar un comentario