domingo, 2 de marzo de 2014

Bienvenida

¡Bienvenidos! El objetivo de este blog es manteneros informados del desarrollo de las clases de Inteligencia Emocional y que podáis seguir a través de estas entradas, el programa de trabajo con los pequeños en las clases semanales. Los tres trimestres del curso están estructurados en tres temáticas: vocabulario emocional en el primero (trabajar, ampliar y profundizar en lo que saben sobre emociones), comunicación (empatía y asertividad) en el segundo y motivación (automotivación y autoconcepto) en el tercero. Aunque muchas clases incluyen ejercicios que trabajan varios temas y aprovechamos la interacción en clase para sacar todas las lecciones que podemos.
Suena todo muy formal ¿a que sí? Creedme, los niños pasan esta hora de la semana esencialmente jugando. Dibujamos, ya que el dibujo es un vehículo inestimable para que los pensamientos de los peques tomen forma. Escenificamos, y los pequeños tienen la oportunidad de actuar en emociones que no están sintiendo pero que evocan. Leemos, ya que los cuentos sirven como metáfora de los mensajes que queremos reflexionar y los animales nos vienen de fábula (¡nunca mejor dicho!) para canalizar las reflexiones. Jugamos, porque a través del juego experimentamos valores esenciales. Voy a detenerme aquí un poco, porque creo que vale la pena extender un poco esta explicación. Las investigaciones más recientes apuntan a que el juego es una forma “segura” para los niños de experimentar física y mentalmente sobre vivencias que luego la vida irá presentándoles y que resolverán de manera más competente cuando más hayan desarrollado la habilidad. Con esto quiero decir que jugar es un asunto realmente serio. Todas las clases comienzan con un juego. Os podré un ejemplo. Para que el grupo gane confianza mutua, jugamos a que uno con los ojos vendados busque y encuentre a un compañero que tintinea unas llaves. El grupo entero hace un círculo alrededor de los jugadores, cogidos de las manos. El grupo entero ha de guardar silencio para que el cazador pueda escuchar, y todos de las manos protegen al cazador que no ve, para que no pueda hacerse daño. Todos protegen, colaboran, aceptan las normas, trabajan en equipo y se sienten parte de algo. El cazador se guía por sus sentidos, el cazado se divierte. Todo el mundo aprende algo y todos a la vez disfrutan.
Esto os dará, espero, una idea de lo que hacemos en clase y no os sorprenderá tanto cuando los pequeños vengan con un dibujo de sus mejores habilidades por terminar, os cuenten que han sido murciélago o mariposa, o hablen de la abejita valiente que asustaba a los cazadores.

Gracias por confiarme a vuestros hijos, os aseguro que para mí también está siendo un aprendizaje inestimable.

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