miércoles, 16 de abril de 2014

¿Cómo que fútbol? ¿no era Inteligencia Emocional esto?

Jugar es el trabajo principal de niños y niñas, la actividad a través de la que son capaces de experimentar el mundo, aprenderlo, hacerlo suyo. Desde los juegos individuales de cuando son bebés a los juegos de reglas (cada vez más complejos) que simulan la vida real, cada oportunidad de jugar es una oportunidad de que un niño aprenda algo, mejore sus habilidades, ensaye formas de comportarse frente a diferentes situaciones.
¿Cómo es que mis peques acaban jugando al fútbol en clase de inteligencia emocional? Bueno, en invierno, pasamos muchos días con pinturas y teatros. Ahora hace buen tiempo, y los chiquillos adoran estar en el exterior. Les predispone a las actividades con más ganas, por una parte, y el hecho de que el vehículo sea un juego que les gusta, nos facilita el tiempo que atienden a la actividad que proponemos ese día. Que yo lo pienso y me digo que como madre, pensaría algo así ¿qué hacen tirando penalties si se supone que está aprendiendo sobre emociones?
Os cuento para qué nos ha servido el fútbol concretamente, porque hasta quienes estaban en principio menos interesados en el deporte en sí, han acabado participando en las actividades de cada semana.
¿Por qué fútbol? Bueno, lo confieso, el fútbol me gusta a mí también. Pero más allá del deporte en sí, un deporte de equipo favorece el trabajo en equipo. Y uno de los trabajos en los que hemos insistido más a lo largo del curso, ha sido en que aprendan a hacer las cosas de más formas a las que sabían. Más allá de buscar comportamientos siempre correctos (que es una carrera de fondo que lleva tiempo) estamos viendo cómo más se pueden hacer las cosas, generando alternativas. Y si me enfado cuando no me pasan y lloro y me enfado y me voy a la banda esperando a que la profe venga a rescatarme, veo cómo otros amigos manejan la misma situación de otra manera. Algunos chillando, otros persuadiendo, otros ofreciéndose…. La frustración es una de las emociones que más variedad de comportamientos tiene entre los pequeños, y es que en muchas ocasiones ni siquiera saben separarla del enfado. Su reacción es tan instantánea que piensan que se han enfadado con alguien, cuando en realidad sienten frustración porque algo no sale como ellos quieren.
Total, nos tiramos una clase entera haciendo partidillos cambiando a los jugadores de equipo. Cuando iban separados entre mayores contra pequeños, los pequeños se peleaban todo el rato entre ellos: nadie se pasaba la pelota. Pero en el cambio de jugadores hacemos “huddle” (nos apiñamos alrededor de la pelota) y observamos ¿qué están haciendo los otros? Se la pasan y meten goles… ¿podemos hacer eso nosotros también? Vamos a intentarlo… y vemos cómo haciendo algo diferente el resultado es distinto y en lugar de cruzar los brazos enfadado en la banda, aprendo a mirar qué otras formas hay de hacer las cosas…
Pequerrecomendación: utilizar situaciones en las que se están divirtiendo y relajados para señalarles comportamientos que queremos que imiten es una forma de ponernos la vida fácil y que nos presten algo más de atención, y estén dispuestos a probar una forma nueva de hacer algo, imitando a algún amigo o modelo disponible.

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